domingo, 12 de diciembre de 2010
Cine y Arquitectura
Esta semana, recomendamos una cinta argentina que tiene como única locación nada menos que a la casa Curutchet, única obra construida de Le Corbusier en América Latina. En tal sentido, la misma casa pasa a ser la protagonista de esta película que nace a partir de un hecho cotidiano pero que al aplicarse a un contexto con un trasfondo histórico como el de la casa Curutchet, cobra una dimensión absolutamente dramática. Disfruten de esta interesante película y recorran la magnífica obra de Le Corbusier en La Plata.
FICHA TÉCNICA
Título original: El Hombre de al Lado
Año: 2009
Duración: 100 min.
Origen: Argentina
Director: Gastón Duprat, Mariano Cohn
Guión: Andrés Duprat
Banda sonora: Jürgen Knieper
Reparto: Rafael Spregelburd, Daniel Aráoz, Eugenia Alonso, Inés Budassi, Eugenio Scopel, Enrique Gagliesi, Rubén Guzmán, Juan Cruz Bordeu, Loren Acuña, Diego Bliffeld
SINOPSIS
El hombre de al lado narra un conflicto entre vecinos que parece no tener fin. Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier.
Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de autos usados, vulgar, rústico y avasallador. Víctor decide hacer una ventana para tener más luz, y ahí empieza el problema: cada uno toma conciencia de la existencia del otro.
Entrevista a Andrés Duprat (arquitecto y director de la película)
¿Cómo reacciona la gente frente a la película?
Ves impactos en lugares extraños. Cuando aparece el tío tonto la gente reacciona como con afecto hacia ese personaje. Para mí era una cosa menor, la puse de casualidad -se sorprende-. Lo mismo el silencio después que termina, esa cosa medio amarga. Yo no la sentía tan amarga.
¿Cómo fue que decidieron filmar la película en la Casa Curutchet?
Por la estética que se podía lograr con la cámara y los planos. Tiene una luz muy pareja todo el día. El único justificativo que le veía a hacer una película en un solo lugar, era que fuera ahí. Es una casa de importancia mundial. En la filmación venían a tocarnos el timbre cuatro o cinco veces por día, chinos, coreanos, japoneses, yanquis que habían venido a la Argentina a ver la casa.
¿Y el trabajo con Aráoz que interpreta a el vecino?
Con él trabajamos tratando de bajarle el humor explícito. No hace una de más, está bajado el tono. Nos contuvimos todo el tiempo para que la película no se fuera para el lado del zafarrancho para cagarse de risa. Aparte, la situación daba para mil cosas graciosas y eran desplazadas, había un prurito, para que no le quite el drama y la gente no deje de asustarse con Aráoz.
En la identificación con los personajes está buena parte del interés de la historia. ¿Vos de qué lado estás?
Es verdad que Leonardo es un poco snob y escucha esa música estrafalaria con Juan Cruz Bordeu. Pero yo, para amigo prefiero a Leonardo que a Víctor. Soy más parecido a él y detesto la gente que grita, te toca… me paraliza, como al personaje. Podría hacer cualquier cosa vil para salir de una situación así.
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